Buenos días, buenas tardes, buenas noches, buenas madrugadas, amigxs míos, de nuevo venimos con una buena reseñita, la segunda entrega de Jen DeLuca. Después de la primera entrega, tenía las expectativas bastante altas, y debo decir, con todo el dolor de mi corazón, que no se han cumplido. Este libro no está a la altura del primero, ni de lejos. A pesar de ello, me ha gustado bastante, y vamos a pasar a señalar los aspectos más destacables, ya sabéis, tanto buenos, como malos.
En primer lugar, la autora continúa con esos personajes tipo, característicos de la vida real, con los que la gente de a pie puede sentirse identificada. La principal, la protagonista, nuestra Stacey. Lleva una vida que no le gusta, que siente que se le ha impuesto por las circunstancias tanto familiares como económicas, pero lo hace muy digna ella, con la cabeza bien alta. ¿Cuántas personas conoces que se pasan el día sonriendo, de buenas vibras, y al caer la noche, cuando están solas, son un mar de depresión? Esto nos ocurre a todos. Dex yo le veo más complicado a la hora de sentirse identificado con él, por el tema de ir de un lado a otro frenéticamente, no tener un hogar fijo… Seguro que alguien hay ahí fuera que se siente identificado, aunque no sea mi caso personal.
Debo hacer una pequeña advertencia, cuidado con mimetizar personajes. En el último capítulo Dex se convierte en Mitch, Stacey recuerda a Emily, y ésta a April… Para mí es un pequeño inconveniente que tienen las novelas de DeLuca, que los personajes no tienen unas características a la hora de expresarse que les diferencien claramente.
Por ejemplo, Mitch es muy distinto a Simon y ese contraste se nota, pero cuando los protagonistas del libro cambian, parece que arrastran la personalidad de los anteriores, y éstos, la que los protagonistas actuales tenían antes de ser protagonistas. Por ahora, los chicos mencionados con anterioridad, junto a April, son los personajes con una personalidad marcada y que no han cambiado ni se han mimetizado con nadie. Por ahora.
Entendemos que están escritos por la misma persona, y es fácil que se te vaya y tires por lo mismo, pero creo que habría que cuidar más ese aspecto, que es el que define a una escritora de novelas de una de fanfics. Repetimos, son aspectos que se trabajan y con el tiempo, y el talento que tiene DeLuca seguro que lo conseguirá. Hay que remarcar que es una novata, pero bastante buena, con mucho futuro por delante.
¿Y quien no ha sentido alguna vez los miedos de ver cómo todo avanza a tu alrededor y tú, por tu situación personal, no puedes progresar? Es un tema más común de lo que muchos se atreven a reconocer en voz alta. Porque sí, queremos a nuestras familias, pero a veces nos sentimos en una jaula de oro, de la que no vemos la salida. Creemos que es lo que nos ha tocado vivir, pero amigxs no es así, siempre hay opciones, siempre podemos elegir, como bien acaba demostrando Stacey.
En esta línea, las cuestiones que presenta son complicados, se me ha hecho un poco duro de leer porque te devuelve al pasado, te recuerda cosas, te muestra otras que puedes estar viviendo ahora, y eso remueve las emociones de una forma tan excepcional que hace a DeLuca, una verdadera virtuosa en su trabajo.
La autora tiene la habilidad de tocarte la fibra sensible con temas universales que todo el mundo sufre o ha sufrido alguna vez. No le hace falta usar un lenguaje gongoriano para transmitir emociones a los demás.
Muchas veces se tiene ese pensamiento erróneo, de que solo los grandes escritores, esos que usan palabras cultas y construcciones complicadas, y ganan premios nobel; son los mejores, pero no tiene por qué. No les resto mérito porque es su forma de escribir, pero tampoco hay que menospreciar las novelas de lenguaje “vulgar”. Digamos que, frente a Góngora, personalmente me quedo con Lope. Las historias bien construidas, que todo el mundo puede comprender, son las que merecen la pena, las que merecen triunfar; no aquéllas escritas para un círculo elitista de intelectuales.
Retrotraerte al instituto, a cómo a Stacey le gustaba Mitch y cómo se entera un poco tarde, de que era mutuo… Genera ternura, es algo que, nuevamente, podría pasarle a cualquiera: el hablar de cosas que habían sido importantes pero que ya no lo son, y se han convertido en una simple y divertida anécdota. Es melancólico y precioso.
Hablando de la melancolía, vemos este tono en lo que Stacey fue, lo que todos los habitantes de ese pueblo fueron, hicieron… Quien sea natural de un pueblo o haya convivido en él durante un tiempo suficiente como para crear recuerdos, entenderá perfectamente lo que significa esa desazón, esa morriña al recordar lo que fue y no volverá a ser.
En cuanto a los aspectos “negativos” o más flojillos, cabe mencionar que desde que Stacey y Dex se conocen en persona, el libro peca y pincha un poco de pasteloso, pero los he leído peores. Aun así, menudo giro de guion más delicioso justo en el momento clave, al final, con Daniel y a Dex… Vaya pájaros están hechos los mozos. Se entiende perfectamente el miedo de Daniel y el enfado de Stacey, está muy bien conseguido, porque no puedes enfadarte con ninguno, ambos tienen sus razones para actuar así. No hay buenos ni malos porque sí, todo tiene una razón.
Ya para ir finalizando este pequeño speech, nuevamente Mitch se proclama como la celestina que todos necesitan en su vida, el mejor personaje, aunque ahora se le presenta más serio… ¿estará madurando?
Cierra con un gran final que, como no podía ser de otra forma, incluye a Mitch y a April, lo cual es una inteligente estrategia de introducir a los protagonistas de la siguiente historia.
Un nuevo engaño (Well Played) llegará a nuestras librerías ¡¡¡¡el 23 de enero de 2024!!!! Casi nada chicxs, lo tenemos a la vuelta de la esquina, y no podemos esperar a ver cómo se desarrolla el libro del mejor personaje de esta saga: el Falditas.
PUNTUACIÓN
Bibliografía: Google Imagenes