Proyecto de micromecenazgo para apoyar a escritores/as que están empezando: En busca de Bizancio de Ignacio Blas Alonso

Nunca se había tratado en España (y casi tampoco en idioma español) el arte bizantino desde del mundo académico. La falta de trabajos y estudios sobre el Imperio Romano de época medieval ha provocado una falta de interés por los nuevos estudiosos y de nuevo la escasez de producción generación tras generación. En la actualidad siguen siendo muy pocos los que se interesan por Bizancio, su historia, su arte y su cultura, y muchos menos aún los que se deciden a publicar en español.

Esta publicación tiene por ánimo el rellenar los huecos vacíos en el mundo académico. En Busca de Bizancio se presenta como un contenedor de la información más completa y actualizada de los diferentes restos arquitectónicos más importantes que quedan en la ciudad de Estambul, antigua Constantinopla. A través de los quince capítulos que lo conforman los lectores, tanto académicos como inexpertos, se sumergirán en el arte bizantino, así como en la historia, la cultura y la religión romanas medievales para así promover su conocimiento y generar interés.

Para todos los públicos, pues no está destinado solamente a aquellos académicos que se quieran dedicar al mundo de la bizantinística, sino también para aquellos que en buena hora se decidan por viajar a Estambul, una de las ciudades más visitadas del mundo. Para los académicos el libro se presenta como una buena fuente bien documentada, con una gran cantidad de información rigurosa, contrastada y bien referenciada con una gran bibliografía. Por otro lado, se adapta al público general gracias a su lenguaje escrito en un registro medio y asequible para todos, acompañado de un glosario con aquellos términos que pudieran presentar alguna mayor complejidad, y a los itinerarios propuestos en este libro, los turistas podrán descubrir un perfil de la ciudad que habitualmente nadie conoce, ya que la mayoría solo se limita a las obras emblemáticas de la Perla del Bósforo. Además de Santa Sofía, la torre de Gálata o la cisterna Basílica —que son obras cumbre y no merecen dejar de ser vistas—, En Busca de Bizancio incluye muchas obras más del período romano, en su mayoría iglesias convertidas en la actualidad en mezquitas, aunque también incluye museos y cisternas de remarcable importancia. Todas las obras van acompañadas de su relato histórico, en ocasiones acompañado de leyendas e historias populares, como las del monasterio de Balıklı o la iglesia de San Andrés en Krisi; así como su explicación formal y simbólica para complementar la visión que de cada monumento pueda tener el visitante. El turista que se enfrente a iglesias como el Pantocrátor podrá imaginar cómo era originalmente, su entorno ajardinado, su decoración interior, los sarcófagos imperiales dispuestos en el mausoleo e incluso la luminosidad potente y tamizada por las vidrieras de colores. El propósito para aquellos que no tomen este libro con fines académicos es, por tanto, que su imaginación viaje en el tiempo en estos lugares tan históricamente importantes que sin embargo quedan casi condenados al olvido y apenas visitados por nadie.

Abarcando la península histórica constantinopolitana y el barrio de Gálata, las obras más importantes se disponen ordenadas cronológicamente para expresar de manera clara la evolución del arte bizantino desde sus inicios hasta la caída de Constantinopla en manos otomanas. Todo ello viene intercalado con capítulos dedicados a los diferentes contextos históricos, sin los cuales muchas veces sería difícil comprender los cambios que acaecen en las formas de producción artística. Dicho esto, no es este un libro para ser leído de seguido, sino para ser abordado paulatinamente y sin seguir el orden en que las obras aparecen, ya que lo más apropiado es utilizarlo antes del viaje, durante su preparación, o durante el mismo, incluso in situ, delante de cada lugar visitado aprovechando que los capítulos no son demasiado largos.

El relato comienza con los primeros asentamientos en el entorno de Estambul, que se remontan al neolítico, y continúa exponiendo los mitos fundacionales y su historia como una polis de la antigüedad griega, de la que no queda apenas nada hoy en día. Cuando ocurre la traslación de la capitalidad del Imperio Romano desde la antigua Roma hasta Constantinopla, esta ciudad comienza a adquirir una enorme importancia que la colocó en el pódium como el núcleo más importante del Mediterráneo durante mucho tiempo, papel que en buena parte conserva aún, ya que Estambul sigue siendo la ciudad más poblada de toda Europa. Las obras llevadas a cabo por Constantino I se ven reflejadas en la columna erigida en su foro, conocida por todos ahora como Çemberlitaş, uno de los restos más importantes y antiguos que quedan en pie. Todavía de la antigüedad son las iglesias de San Juan de Estudios y San Polieucto, que yacen más o menos arruinadas; o el Gran Palacio Imperial, ampliamente reconstruido en época Justinianea y del que solo se pueden ver una gran rampa, el palacio de Bukoleón (que se abrirá en un futuro próximo como museo al público), y la subestructura de la Magnaura, el palacio donde se encontraba el trono real. También de la antigüedad datan las colosales murallas de Teodosio, a las que se puede subir con la visita al palacio de los Porfirogénetas y que fueron testigos del gran asedio de 1453, también narrado en el libro para que la imaginación del lector vuele ante el triple muro de piedra y ladrillo y las mazmorras de Yedikule. Descubrir Estambul no solo es admirar grandes monumentos como Santa Sofía, es también entrar en galerías como las ya mencionadas ruinas de la Magnaura, bajar al subsuelo a visitar grandes y pequeñas cisternas como la de Filoxenos, menos conocida e igual de espectacular que la Basílica, o las de Serefiye o Nakilbent, cuya entrada es gratuita.

El esplendor de la época Justinianea queda impreso en Santa Sofía, pero también en el interior del palacio de Topkapı, con la iglesia de Santa Irene y a las orillas del Mármara con la de Sergio y Baco, obras menos conocidas que el gran templo. Después de la escasa producción artística del iconoclasmo de la que solo quedan resquicios como la cruz del ábside de Santa Irene, se aborda el período hasta la cuarta cruzada con iglesias como el Myréleon, Constantino Lips o el Pantocrátor entre otras, iglesias todas de una nueva tipología con un gran éxito y expansión, la nea ekklesia. Visitamos después los edificios del período Paleólogo, frutos de una nueva mentalidad y un nuevo estilo artístico muy influido por el exilio de la corte durante la invasión de los Cruzados —a la que se dedica también un capítulo—. Iglesias como Cora, Santa María de los Mongoles, Pammakáristos o el palacio de los Porfirogénetas llevarán al turista por las mejores representaciones del arte pictórico bizantino, ya que de este período es del que más cantidad de mosaicos y frescos se conservan. Por último, el libro trasciende los límites cronológicos del propio Imperio Romano, tratando la historia de la Ciudad y también de cada edificio e institución en los períodos otomano y de la actual república de Turquía.

No se trata de un catálogo, pues no cae en el concepto antiguo y desfasado de clasificar las obras y hacer meras descripciones aburridas, plagadas de fechas y tecnicismos. En cambio, se aportan los datos cronológicos ordenados y los hechos históricos entrelazados con las biografías de los comitentes de las obras, las anécdotas, las leyendas, los símbolos y el porqué de las cosas que podemos ver. Es un libro que además trata la historia del arte desde un punto de vista feminista, no solo relegando a la mujer a un capítulo aislado —que también tiene— como hacen muchas obras para justificar que también tratan de ellas; por el contrario, el papel relevante de la mujer aparece por todo el libro, ya que la mayoría de los comitentes y patrocinadores del arte eran ellas. Durante toda la obra se reconoce la imagen y la importancia de las mujeres de la corte, las emperatrices, las eruditas, las diplomáticas y las santas al mismo nivel que sus correspondientes masculinos.

Esta es una obra por lo tanto que nace para ser de gran calado en el ámbito intelectual de la bizantinística y también, en el entorno turístico de aquellos que quieran disfrutar de Estambul como unos privilegiados, alejados de los centros masificados del turismo de la Emperatriz de las Ciudades. Una obra que nunca estará de más en ninguna estantería y que solo será la primera en cultivar los fértiles terrenos aún sin sembrar de arte de la bizantinística española.

Ignacio Blas Alonso.

Recuerda que puedes colaborar en el siguiente enlace: https://libros.com/crowdfunding/en-busca-de-bizancio/?utm_campaign=en-busca-de-bizancio&utm_source=email&utm_medium=email

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