Pintura de marionetas, mujer en papel de arte de muñecas, actriz de teatro – Leah Larisa Bunshaft (Dizlarka) (2022)

La casualidad quiso que Bunshaft y yo cruzásemos caminos mientras buscaba pinturas feministas para un proyecto. Desconocía por completo quién era ella, pero fue esta obra la que me impactó de una forma increíble.

Una mujer, colgada como una marioneta sobre un fondo teatral y llevando las cruces que las mujeres hemos tenido que soportar durante siglos de historia: un cancán, unos tacones y un corsé. Además, todo ello utilizando tonalidades cálidas, rojos y naranjas; y el blanco, un color acromático, neutro, que hace que los demás colores destaquen.

La explicación oficial de la artista es que se trata de la representación de una mujer “que decide no decidir”. Es decir, un titiritero (no sabemos quién) la está manejando desde arriba, no tiene libertad para elegir, solo interpreta el papel que le han obligado a interpretar.

Bunshaft menciona uno de los tres atributos de tortura femenina anteriormente mencionados: La falda, que hace referencia a aquella época no tan lejana, en los que las oportunidades de las mujeres se limitaban a ser esposas y madres. Pero esclarece, que, aunque esto no se da tanto actualmente, seguimos encerradas en estas “jaulas” que nos impiden progresar en ciertos aspectos de la vida. También manifiesta que esta mujer, si no estuviera atada, crucificada, podría liberarse de la esclavitud voluntaria a la que está sometida. Pero se resigna a interpretar el papel de bella muñeca que la sociedad le impone.

Resulta llamativo la utilización del color rojo, a mi me recuerda al enfado, la frustración y la impotencia, derivados de no poder hacer nada para salir de la jaula porque estás atada, literalmente, de pies y manos. También el pelo despeinado, cansado, desesperado; que casa de forma muy acertada con la resignación y el enfado del rostro. Es una mujer esclava de la sociedad, que sufre, pero que ni siquiera le importa ya, no siente tristeza, solo está harta.

Interesante es también el detalle de que el corsé llegue hasta por debajo de la cintura. No es un corsé que le oprima solo el pecho y la espalda, sino que le oprime también el estómago y su zona genital, por ambos lados (que da los hijos). En esta prenda existe también un punto rebelde y actual, y es que la ha rajado de arriba abajo con telas que se entrelazan, para unirlo, dejando al descubierto parte de su cuerpo. Eso sin hablar del escote tan poco sugerente que utiliza. En definitiva, que, a pesar de estar atada, a pesar de estar enjaulada; quiere sublevarse, quiere que se la oiga alto y claro: estoy aquí así, pero no es lo que ansío realmente.

Es una obra reivindicativamente potente para nuestros tiempos, en los que todas y cada una de nosotras nos hemos sentido así alguna vez. Sirva de reflexión para una sociedad que se empeña en entorpecer (o directamente inmovilizar) nuestro progreso profesional y personal. Os dejo reflexionar con las siguientes cuestiones:

¿Por qué tengo ser madre, esposa, llevar falda (pero no demasiado larga o estaría siendo una fresca), tener el pelo largo, vestir de rosa, ser heterosexual, ser más competente y eficaz que los hombres…? ¿Por qué tengo que seguir los estándares que un día alguien estableció como “correctos” para mi género? ¿Por qué tengo que esforzarme tanto para estar a la altura del resto? ¿Por qué narices debo hacerlo?

Es literalmente imposible ser mujer. Eres tan guapa y tan inteligente, y me mata que no creas que eres lo suficientemente buena. Como siempre tenemos que ser extraordinarias, pero de alguna manera siempre lo estamos haciendo mal.

Tienes que ser delgada, pero no demasiado delgada. Y nunca puedes decir que quieres ser delgada. Tienes que decir que quieres estar sana, pero también tienes que estar delgada. Tienes que tener dinero, pero no puedes pedir dinero porque eso es grosero. Tienes que ser una jefe, pero no puedes ser mala. Tienes que liderar, pero no puedes aplastar las ideas de otras personas. Se supone que te encanta ser madre, pero no hables de tus hijos todo el maldito tiempo. Tienes que ser una mujer de carrera, pero también estar siempre pendiente de otras personas. Tienes que responder por el mal comportamiento de los hombres, que es una locura, pero si lo señalas, te acusan de quejarte. Se supone que debes mantenerte guapa para los hombres, pero no tanto como para tentarlos demasiado o amenazar a otras mujeres porque se supone que eres parte de la hermandad. Pero siempre destaca y siempre sé agradecida. Pero nunca olvides que el sistema está amañado. Así que encuentra una manera de reconocer eso, pero también sé siempre agradecida. Nunca hay que envejecer, nunca ser grosera, nunca presumir, nunca ser egoísta, nunca caer, nunca fallar, nunca mostrar miedo, nunca salirse de la raya. ¡Es muy difícil! ¡Es demasiado contradictorio y nadie te da una medalla o dice gracias! Y resulta que, de hecho, no solo lo estás haciendo todo mal, sino que además todo es culpa tuya.

Estoy tan cansada de verme a mí misma y a todas las demás mujeres enredándose en nudos para gustarle a la gente (…).”
Greta Gerwig. Barbie.
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