Mujeres y poder: un manifiesto. Mary Beard

Queridxs lectorxs, hoy os traigo una interesante crítica en cuanto a poder y género. Siempre me gusta contaros cómo he llegado hasta este libro, y es que un compañero de trabajo me lo recomendó y al ver la portada inspirada en un mosaico romano de Medusa, no me lo pensé dos veces. Posteriormente me enteré de que la autora había estado envuelta en polémica debido a SPQR, otro de sus libros, que tal vez me lea, solo para ver cuál es el escándalo que lo rodea.

En fin, polémicas a un lado, voy a comentar los aspectos que más me han llamado la atención de este escrito. En primer lugar, tenéis que saber que es la traslación de una conferencia que Beard dio hace unos años, por lo que encontraréis referencias algo confusas porque no pertenecen a este año. Es un libro de fácil lectura, comprensible, con un tono sarcástico muy divertido, mediante el cual se explica el silencio al que las mujeres hemos estado sometidas durante siglos, y cómo el machismo está tan arraigado que llega incluso a controlar la forma de ejercer el poder.Se da el caso de que cuando los oyentes escuchan una voz femenina, no perciben connotación alguna de autoridad o más bien no han aprendido a oír autoridad en ella; no oyen mythos. Y no se trata solo de la voz: pueden añadirse los rostros ajados y arrugados que indican madurez y sabiduría en el caso de un hombre, mientras que en el caso de una mujer son señal de que se le ha “pasado la fecha de caducidad”.

Beard utiliza la literatura, el arte, la historia tanto antigua como contemporánea, para explicar que siempre han intentado acallar nuestras voces, y que muchas veces lo han conseguido, pero algunas no. Me llamó la atención el testimonio de una mujer romana, cuyo nombre no recuerdo, que lideró a un grupo de mujeres para defender sus derechos ante los hombres; porque desconocía totalmente este hecho. Sorprende y tranquiliza ver que no se dejaban dominar ni antaño, o al menos no todas.

Otro de los aspectos que más me llamó la atención fue el hecho de que las mujeres tengan que vestirse como los hombres para ostentar el poder. Hatshepsut ya tuvo que hacerlo cuando gobernó Egipto, pero es que milenios después seguimos arrastrando estas costumbres. Beard pone el ejemplo de las mujeres políticas como Hillary Clinton, que visten con traje de chaqueta para que se las tome en serio, porque si llevasen algo más colorido y florecido, no sería “profesional”, no serían dignas de su puesto. Si os dais cuenta, de esta forma estamos teniendo que “convertirnos en hombres”, actuar como ellos, vestir como ellos… porque ellos siempre han representado el poder, frente a las frágiles y emocionales mujeres. Esto último lo digo irónicamente, por supuesto, no seré yo quien insulte a mi propio género. También destaca el pequeño comentario de que si ellas, si nosotras, nos equivocamos, nos van a castigar y juzgar el doble que si lo hace un hombre, quien recibirá una palmadita en la espalda y la confianza de que la próxima vez lo hará mejor. Por ende, sufrimos más y, ¿ganamos menos? ¿Pero qué es esto? La anteriormente citada monarca Hatshepsut, Juana de Arco, Juana I de Castilla, Ana Bolena… la lista de mujeres fuertes y poderosas, que acabaron siendo silenciadas porque las consideraban “un peligro” para el egocentrismo masculino, es inmensa. La primera, una de las mejores monarcas que tuvo el antiguo Egipto, se intentó borrar del mapa, damnatio memoriae; la segunda lideró un batallón que salió victorioso varias veces, fue acusada bajo falso testimonio y quemada viva con diecinueve años. ¿Creéis que su rey intentó ayudarla, después de todo lo que había hecho por Francia?

Volviendo a nuestro libro, un término que yo desconocía y del que Beard hace uso es mansplaining (man + explaining), ya sabéis, esa maravillosa costumbre que tienen los hombres de explicarle a las mujeres las cosas con tono paternalista y condescendiente, como si nuestra capacidad intelectual no diera para más. Y ya no hablemos de la incapacidad que tienen para reconocer que no llevan razón, porque no importa las veces que intentes explicarles, o incluso argumentarles con hechos demostrados y sostenidos, que están equivocados, ellos van a seguir en sus trece. Esto algunos hombres, por supuesto, por suerte, porque si todos fueran así, no habríamos avanzado mucho en lo que respecta a derechos humanos.

A modo de conclusión, recomiendo que leáis este libro, sobre todo a los hombres, que suelen ser los menos informados, al no estar en las carnes de una mujer y al no haber sufrido todo lo que nosotras hemos y seguimos sufriendo hoy en día; pero también a las mujeres, a aquellas que permiten que esto siga sucediendo, y a aquellas que no, porque hermanas, de todo se aprende. Las mujeres debemos estar unidas y ayudarnos entre nosotras, al menos en lo que respecta a las cuestiones de género, porque ya veis que nadie más se va a preocupar por nuestro bienestar.

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